sábado, 31 de enero de 2009

Prestamista centelleante




La noche nos presta vida,
se tiñe sus dientes con prestancia
y se alegra de usar guantes separatistas,
nos da su dirección, pero esta,
sin sentido ni tiempo; no es malvada, es oscura.

Se deja ver, al fin de la jornada, con el cansancio y el ocaso.
en vuestras espaldas la vemos caer como manto aterciopelado,
detrás de las montañas, más allá de los islotes,
de los ríos; Sobre el tiempo,
sin noción de la inactividad.

El firmamento sobre nuestras cabezas, sosteniéndose.
Siendo este periodo el albergue de los melancólicos
y los señores del asfalto,
los que predican el desamor y,
aquellos del sanjón mundano
y del brillo sepulcral.


fuera de los ojos del quehacer,
que agazapado espera su hora,
depredando las horas de oscuridad; listo para el contraataque.

Las cloacas hieden de inconsciencia,
escapismo puro, abandono trágico,
y se siente el miedo a los límites,
tuberías maltrechas por la ferocidad
del golpe, de la realidad; socavón de historias nocturnas.

Nadie es como la noche, pero hay charlatanes;
sí se puede ser como el día, apreciable y predecible,
observable y descriptible; sin ahondar más que en bagatelas y el botón lúdico.

Mañana es noche,
pero hoy también y
seguirá, el continuismo nocturno
ese que se basa en códigos breves
aquellos recubiertos de magia arcana, sepultados en el lóbulo de la miseria,
la bohemia como testigo del chocolate
uno que ya derrite; cruel decadencia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

q escribes bcn muy muy lindo :)