viernes, 9 de enero de 2009

Lágrimas pétreas

Siempre me han dicho que las lágrimas son una mala señal, gesto de poca hombría, victimización, mera actuación simbólica por la cual se hace el gesto protocolar, un insulto a mi calidad de hombre tal cual debería ser uno verdadero, un macho cabrio, sin embargo cedí a las injuriosas y bastardas sugerencias de la formación "chilenisima" y me decidí a nunca llorar ante el dolor, ante las injusticias, ante la muerte, ante la frías y estrelladas noches del letargo endemoníado, convirtíendome en un infausto y amnésico, cada véz más resistente físicamente, sin saber la deleznable bestia que se aprisionaba dentro de la carcél generada por mi inconsciencia.

La bestia que iba creciendo era silvestre, pero con el tiempo de testigo y víctima del destino fue siendo el experimento ambicioso de la desidia, errabunda se paseaba por los montes que luego fueron aire teñido de sangre, viento gélido y ponzoñoso, tierras devastadas.
La criatura se tornó abominable y tenebrosa, construyó su santuario que yace desde la herrumbre para la adoración de la flecha fatídica que siembra el miedo en el enemigo, pero siempre mirando el brillo de la luna con ojos melancólicos.

LLegó un día que esta bestia iracunda, se decidió a convocar a las ánimas poseedoras de la llave de su escapatoria, la prueba de fuego;
El animal en su lóbrega morada con la cantinela que yacía sanguinaria y casi eterna en su esencia, cesó como lluvia de lagrimas, cayó como una gárgola maltrecha y supo que era la químera, una abominación de ojos de fuego que no podía llorar y cada vez que lo intentaba sus entrañas fulguraban y le avisaban, era la falsa cautiva del destino fatal; un día ya no pudo más sin tiempo ni espacio, perdido en la nada, vagando de la oscuridad hacia las tinieblas encontró el trueno que lo hizo sucumbir ante la verdad súbita de la realidad mística, así su espíritu guerrero acabó por consumirlo hasta las recónditas y tétricas bóvedas de la razón, así escuchó los vítores de voces inhumanas, relucieron los terribles dientes amarillos de la bestia, aullando con sus fauces lánguidas en señal de alivio, las lágrimas apagando las llamas que cubrían sus ojos,lastimeramente corriendo de un lugar a otro, liberándose, en esta hora de dolor, se agazapa el clamor de venganza que se agita en los más hondo del respiro, luego vendrá el turno de la furia.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

no importa :) igual voy a seguir siendo tu fiel lectora :) te quiero.

Anónimo dijo...

es bcn pero no caxe muxo jaja escribes bacan =)

Karen Hermosilla dijo...

yo te publicaré el proximo año. eres seco. usa más puntos seguidos.

Anónimo dijo...

igual ahora entiendo mucho mas de cuando lo lei por primera vez y si q es bueno =)

Anónimo dijo...

Lo he leido varias veces... es raro porque mientras mas lo leo, mas cosas descubro, es triste, pero en verdad hay mucha gente asi... quizas la mayoria de las personas tiene una etapa de no querer mostrar sus emociones, porque piensa que pueden estar equivocadas, por miedo o simplemete por costrumbre...

Este blog tiene algo especial, mientras mas leo, mas te conozco...

supongo que eso es bueno?

Niconayi...

(otra vez me salio el comentario largo :S )

Anónimo dijo...

Me sigues encantando :)