jueves, 20 de noviembre de 2008

Desván de la existencia

Que desconsuelo es saber que viviremos una cantidad determinada de primaveras, que estás últimas no sean vividas, si no sobrevividas, llevando el yugo en nuestra frente, esas marcas que le intervienen al entorno, nuestros entornos son perpetuos, como el mural de los gritos, una muerte abismal.

Cuando nos damos cuenta que teníamos la razón ya no somos jóvenes ni tenemos la razón, la mente cambia, los patrones se mantienen, es entonces que somos partícipes de nuestro anacronismo, lo sabemos pero, disimulamos ante un tumulto consagrado denominado sociedad, somos los fieles retratos de nuestro antagonista predilecto,

Exánimes de tanto vivir o resistir, ese cansancio ya no es un estado, es nuestra antítesis de vida enarbolada entre los recuerdos de exilio y la identidad sin rostro, hemos sido parte de nuestra destrucción, aún así no queremos destruirnos, creíamos en el altruismo y la moral. La sed de vida y el miedo a la muerte nos hacen abandonar lo que parecía inalterable bajo cualquier parámetro de metamorfosis, incluso lo que yace en esos mausoleos grabados en marfil, ese nombre el cual caracterizábamos en un ayer, ya no es si no parte de un pasado incierto, que se transforma en un luto perceptible en nuestra palidez etérea y en nuestra amargura endógena, no somos viejos, sino dilapidados, viejos fusibles reemplazables y convencionales de un sistema y una normalidad impuesta sujeta a la evolución del pensamiento, ya no somos, éramos.

6 comentarios:

Conna * dijo...

u.u niño te quiero demasiado :) :$

Conna * dijo...

jojooj :$

Matías H dijo...

:D

Karen Hermosilla dijo...

buennissimo¡¡

Anónimo dijo...

guau...para mi uno de los mejores...

me encanta q seas capaz de trasmitir mas q palabras...de tyraspasar emociones...eres muy bueno

y no pudiste escribir mejor final!!!

buenisimo :D

nani

Anónimo dijo...

Me eeencantaste :)