en el negro abanderado
engarzado de rubíes y
amatistas insidiosas
camino hacia la
irrupción despótica
estalla la grieta vandálica
en el paraje
perdido
por la verdad que
mengua oscureciéndose
mientras la autoridad
con ponzoña se blande
en el viejo camino
carnívoro ya recorrido
la senda ensangrentada
del caído
al
cancerbero guía
para defender al
perjuro pérfido del nacido
en la penumbra
incubado y mal habido
los inoculados se
liberan sin llave
se levantan embargados
por el verde valle
que socorre su
espíritu amputado
afectado por la
palidez del vacío
La noche del mundo
acaece
espaldas rastreras
desnudan el día
la profundidad de sus
cuestas
y la eternidad de sus
vueltas
rocían el último
albor
derramando la
esperanza
para que un nuevo día
la vuelva a matar