sábado, 31 de enero de 2009

Prestamista centelleante




La noche nos presta vida,
se tiñe sus dientes con prestancia
y se alegra de usar guantes separatistas,
nos da su dirección, pero esta,
sin sentido ni tiempo; no es malvada, es oscura.

Se deja ver, al fin de la jornada, con el cansancio y el ocaso.
en vuestras espaldas la vemos caer como manto aterciopelado,
detrás de las montañas, más allá de los islotes,
de los ríos; Sobre el tiempo,
sin noción de la inactividad.

El firmamento sobre nuestras cabezas, sosteniéndose.
Siendo este periodo el albergue de los melancólicos
y los señores del asfalto,
los que predican el desamor y,
aquellos del sanjón mundano
y del brillo sepulcral.


fuera de los ojos del quehacer,
que agazapado espera su hora,
depredando las horas de oscuridad; listo para el contraataque.

Las cloacas hieden de inconsciencia,
escapismo puro, abandono trágico,
y se siente el miedo a los límites,
tuberías maltrechas por la ferocidad
del golpe, de la realidad; socavón de historias nocturnas.

Nadie es como la noche, pero hay charlatanes;
sí se puede ser como el día, apreciable y predecible,
observable y descriptible; sin ahondar más que en bagatelas y el botón lúdico.

Mañana es noche,
pero hoy también y
seguirá, el continuismo nocturno
ese que se basa en códigos breves
aquellos recubiertos de magia arcana, sepultados en el lóbulo de la miseria,
la bohemia como testigo del chocolate
uno que ya derrite; cruel decadencia.

jueves, 22 de enero de 2009

Cólera del salvajismo metálico

La salvaje irracionalidad del mundo deja encolerizado al forajido, al hombre sin ley y al individuo que se pierde en otros mundos, inevitablemente, buscándose sin encontrarse e ilógicamente volviendo al mundo ya pensado, siniestro y déspota que lo vuelve a empujar al abismo de los mausoleos profanados de la cuna de la arbitrariedad.


Es así como se percibe la turba enajenada,la que comienza a mecanizarse,
y va de rumbo en rumbo, errante y transformándose.
Cada vez con una gota más espesa de sudor,Muestra de robotización, esa gota que,
Prodigiosamente va tornándose aceitosa y corrosiva, que daña los torrentes de la razón, llamando a la vanidad desde el otro lado del espejo,insignificando vuestras consignas y el fuego eterno;



Para que en el futuro,Paulatinamente,y de forma premeditada,
Inexorablemente,y sin oposición se lleve a cabo la carnicería,con desparpajo y con el aliento ponzoñoso; antropofágico.
En revelaciones de fuego y sombra se observan, y se preparan los estandartes.Llamando a carrocerías y maquinarias, como tecnologías de muerte, mirando de reojo al incierto adversario, dueño de la incredulidad de la leyenda que nunca llegó,pero que hoy llega sin aviso.
la inocencia personificada y deleble como el niño que de rabia expulsa lágrimas iracundas y se congela junto al lecho de muerte al no encontrar una mano cálida que lo cobije; es así como el mundo se embadurna de rabia y de odio; Resentimiento iracundo del frenesí bárbaro de vuestros albores, creado por una suerte de caja de Pandora, menos mística y más burda, con propósitos exiguos de honor, la usura como siempre presente como el tormento que cae como granizo, trágicamente cobrando víctimas que van en busca de su displicencia, epitomando el pedregal, en nieve oscura.


La música de las cloacas va siendo el ambiente de la perversión que estamos siendo autores orgullosos y a la vez víctimas, estamos escribiendo el códice de páginas de marfil, lástima que tenga menor sentido que nuestra existencia, y a la vez la existencia del libro, Tenga mayor significado que la obra que está escrita en él, como testigo de opulencia de como se labran los campos minados regados de ambrosia, del amor que envuelve al clamor de vástagos para conjeturar la pasionaria visión, esta, conservándose; inteligible, de ojos blancos y espectadora de la enajenación del solsticio último que los vió vagabundear en busca de la sabiduría que no llega, y del bastión de honor, destrozado por el brazo de hierro de la alteración insípida, de engranajes, circuitos de serenidad y de profunda anhelación, pero de yerma morada, de mente estéril y corazón acorazado, exánime que yace sin vida, bajo el manto del sarro y del metal.

lunes, 12 de enero de 2009

dientes resbaladizos





La batalla parafernálica e impostergable dueña de la necrofilia se libra día a día, sus héroes creados por la devoción del dueño del monte. Ese que se hace llamar historiador.


Batallas dignas de huesos rotos, brazos a torcer y brazos ya descompuestos, el aire enrarecido por el eco de la sagacidad y la muerte súbita; aclaman a las espadas que se blandían al compás de la pulsación vital y lanzas surcando los cielos como pájaros dueños del filo que se incrustan en la maldad del ser, sin dejar el rastro de su verdadera intención, siempre jugando con los vientos y la carne de la tiranía;
se aprecian cuervos arcanos y la punta titilante en el vacío.

Nuevos ejércitos se preparan para el asedio. Bestias y fantasmas se avecinan con ferocidad y paso marcial, amalgamándose entre humanos y así formando una alianza destructora, insana, feroz y cruel, pero sin destino, viviendo sin tiempo condenándose a al son de un cántico gutural y a la luz de la antorcha, sobreviviendo y avanzando con harapos de antaño para desviarse del sendero en busca de la estrella de tierras altas, entonces brillando y quemando el esplendor de su visión, cegada por la sangre y la sed de poder.

Abatidos y sin sus cantimploras de honor, caminan, errantes por el desierto de la usura. desertan de sus cuerpos vitales y vívidos para unirse a la putrefacción sin límites. Tiran sus espadas por granos de arena que se arrebatan por encontrar dueño. Sus armaduras ya son muy pesadas; no pueden cargarlas, los hombros magullados y llenos de ocasos sangrientos saludan al pedregal, abdicando. Lástima que la vida sea una y las muertes sean parte del camino, agentes inexorables e intangibles de verdad sin justicia.


Como estos guerreros siguen ninguneados dejando sus cuerpos como herencia para la siguiente madrugada, para la batalla nueva y la agitación como normalidad, porque cuando ellos dicen todo ha terminado es el comienzo de los finales de su incansable rutina bastarda e irrompible, aproximándose la buena nueva de la pira del papiro contenedor de la usura.

viernes, 9 de enero de 2009

Lágrimas pétreas

Siempre me han dicho que las lágrimas son una mala señal, gesto de poca hombría, victimización, mera actuación simbólica por la cual se hace el gesto protocolar, un insulto a mi calidad de hombre tal cual debería ser uno verdadero, un macho cabrio, sin embargo cedí a las injuriosas y bastardas sugerencias de la formación "chilenisima" y me decidí a nunca llorar ante el dolor, ante las injusticias, ante la muerte, ante la frías y estrelladas noches del letargo endemoníado, convirtíendome en un infausto y amnésico, cada véz más resistente físicamente, sin saber la deleznable bestia que se aprisionaba dentro de la carcél generada por mi inconsciencia.

La bestia que iba creciendo era silvestre, pero con el tiempo de testigo y víctima del destino fue siendo el experimento ambicioso de la desidia, errabunda se paseaba por los montes que luego fueron aire teñido de sangre, viento gélido y ponzoñoso, tierras devastadas.
La criatura se tornó abominable y tenebrosa, construyó su santuario que yace desde la herrumbre para la adoración de la flecha fatídica que siembra el miedo en el enemigo, pero siempre mirando el brillo de la luna con ojos melancólicos.

LLegó un día que esta bestia iracunda, se decidió a convocar a las ánimas poseedoras de la llave de su escapatoria, la prueba de fuego;
El animal en su lóbrega morada con la cantinela que yacía sanguinaria y casi eterna en su esencia, cesó como lluvia de lagrimas, cayó como una gárgola maltrecha y supo que era la químera, una abominación de ojos de fuego que no podía llorar y cada vez que lo intentaba sus entrañas fulguraban y le avisaban, era la falsa cautiva del destino fatal; un día ya no pudo más sin tiempo ni espacio, perdido en la nada, vagando de la oscuridad hacia las tinieblas encontró el trueno que lo hizo sucumbir ante la verdad súbita de la realidad mística, así su espíritu guerrero acabó por consumirlo hasta las recónditas y tétricas bóvedas de la razón, así escuchó los vítores de voces inhumanas, relucieron los terribles dientes amarillos de la bestia, aullando con sus fauces lánguidas en señal de alivio, las lágrimas apagando las llamas que cubrían sus ojos,lastimeramente corriendo de un lugar a otro, liberándose, en esta hora de dolor, se agazapa el clamor de venganza que se agita en los más hondo del respiro, luego vendrá el turno de la furia.

sábado, 3 de enero de 2009

Exilio

Con la consigna en su rostro, siempre latente, estirpe de la convicción auscultada por la nada, contrastada por el sabor de la encrucijada infinita y detractada por la naturalidad inocua, siempre con basca gubernamental, coloreando el rayo, bordeando las escaramuzas del juglar hasta la trabazón del aliento y telando su imaginación, con ansiada hambruna de albedrío, pero siempre y nunca errando hacia el horizonte.



Desde la retrospectiva de los barrotes, la limitación de los mandatos de un gandul y la jaula etérea que encierra en forma voráz, despiadada y con frialdad, siempre eficiente como la omnipresencia del caos místico, del sendero obscuro y de la linde del bosque, el dueño natural de la fuerza del amor libertario , la morada prisionera del camino etrusco y de la cofradía fáctica.
el exiliado como mártir del olvido; la violencia como la paridora de la historia ... Entregado a su confinamiento, cristalizado y eternizándose.